Las rolas de "La Santa" no siempre me gustaron, de niño me aterraban y las odiaba (gracias a mis carnalitos mayores que escuchaban a la banda cuando yo era un morro de primaria). Pero eso acabó cuando mi jefa corrió a mi hermano Zeus de la casa y me quedé triste y a la vez feliz (porqué no decirlo) y para no extrañarlo reproduje el cassette del MTV Unplugged en la grabadora de mi cuarto. Me lo aventé todito de principio a fin y de ahí nació mi amor por los hijos espirituales de María Sabina, quienes la canonizaron solo pocos años antes de disolver a la agrupación.
En fin que Santa Sabina se me encarnó muy profundo, sus letras evocan imágenes, mismas que he plasmado en algunas ocasiones en mis trazos de artista frustrado.
Este dibujo por ejemplo, podría ser una muestra de cómo se han quedado tatuadas esas letras en mi ser; el corazón que soy yo, recuerda el paso del "Vampiro" alado que me lleva a otros mundos, mientras "La Daga" de la voz se encaja en mi ser y ya no sale. Y existe. Yo si dejé abierta la ventana, lo dejé pasar y me vi reflejado en sus ojos de dragón.
Pero la figura principal de "La Santa" era sin duda la mujer al frente; Rita Guerrero, con esa presencia teatral que me atrapó desde la primera vez que los vi en vivo, ya en los últimos años de vida del grupo. Para mi era una figura enigmática, con una fuerza y belleza extraña. Una foto en especial me llamó la atención, aquella que al parecer capturaron en 1994 cuando estaba recién salido el disco "Símbolos", a color sepia, donde Rita aparece de cuerpo completo, con un vestido tipo "años veintes", con la mirada hacia arriba, tomando el micrófono con la mano derecha y con la izquierda tocándose el vientre. El pedestal del micrófono cubierto por rosas... Esa imagen me inspiró copiarla en un dibujo. Nada perfecto, por supuesto, yo carezco de técnicas artísticas reales, pero me gusta hacerlo, y me gustó captarla en mis trazos de esa forma, con esa ya clásica foto.
Así es como de vez en cuando pierdo mi tiempo.
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